Miran desde el corazón a los hijos de sus hijos, ponen a disposición historias de infancias que construyen identidad, cantan con ternura, escuchan con atención, ofrecen consuelo, juegan con picardía, siendo cómplice y guía a la vez y sobretodo, aman incondicionalmente. En el Centro Gerontológico de Ablaña, en Mieres, lo hemos celebrado a nuestra manera.